Una mañana temprano de domingo iba bajando por la calle Stanton cuando vi, a pocos metros delante de mí, una gallina. Yo caminaba más deprisa, así que pronto le di alcance. A la altura de la Avenida Dieciocho, estaba casi encima de ella. En la Dieciocho, la gallina giró en dirección sur. Al llegar a la cuarta casa se metió por el camino de entrada, subió los escalones del porche dando saltitos y picoteó con decisión sobre la puerta metálica. Momentos después, la puerta se abrió y la gallina entró.
1 comentario:
Buenisimas tus gallinas! me encantan esas manchas.
Veo que pusiste el captcha! bien ahi!
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